Leonarda García Jiménez, Mercedes Carmona Martínez
La no conexión a la red de Internet es el baremo que permite actualmente establecer si un país es desarrollado o no lo es. Ya que vivir al margen del universo de desarrollo de Internet es, en cierto modo, vivir al margen del modelo de desarrollo del Siglo XXI.
Es decir, aquella sociedad en la cual las tecnologías que facilitan la creación, distribución y manipulación de la información juegan un papel importante en las actividades sociales, culturales y económicas.
En España como en tantos otros países es relativamente fácil acotar la existencia del llamado “cuarto mundo”, en el que “los individuos que, a pesar de pertenecer al mundo desarrollado, son excluidos de la dinámica económica y la vida social”
Hay dos conceptos claros a la hora de entender este desequilibrio. El primero es la brecha digital y por otro lado el desarrollo tecnológico.
El texto expone la desigualdad a la hora de generar, transmitir y divulgar información por parte de los usuarios y la exclusión de aquellos que no generan tanta riqueza como lo puedan hacer los sistemas más valorados, frente al supuesto de que todos los usuarios tienen un acceso relativamente sencillo al uso de internet.
En el artículo se habla de la brecha digital, “diferencias entre los que tienen y los que no tienen acceso a las nuevas tecnologías” o que la tienen de una manera limitada, siendo este fenómeno el derivado del desarrollo desigual de la “Sociedad de la Información”.
Se hace necesaria una intervención que promueva la difusión de las TIC en aquellos lugares donde no estén normalizadas y por lo tanto, poder evitar de esta manera un aumento de la brecha digital o incluso reducirla, evitando así problemas de exclusión social y económica.
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